Si hay algo difícil de detectar a primera vista es la sordera en bebés. De hecho, uno de cada 50 mil nacidos vivos sufre de sordera congénita, también llamada hipoacusia.
Con la ayuda de audífonos o por medio de una operación quirúrgica, hoy todas las personas que tienen algún problema de audición pueden escuchar el mundo exterior.
Uno de cada 50 mil recién nacidos sufre de sordera congénita. Le entrega algunas claves para descubrir este problema en una edad temprana, pues esto ayudará muchísimo el diagnóstico y el tratamiento.
La pérdida de la capacidad auditiva puede ser leve, benigna, moderada, severa o profunda, dependiendo de lo bien que la persona pueda percibir las distintas intensidades del sonido.
Las causas de este problema congénito son variadas. Según Fernando Federico Spikermann -orrinolaringólogo de la Universidad de Buenos Aires y profesor del Hospital de Clínica José de San Martín-, «muchas sorderas tienen una causa genética, es decir, de transmisión familiar. Pero hay varios otros factores que pueden determinar la manifestación de esta condición».
Entre dichas causas se tienen:
Raúl Córdova -otorrinolaringólogo peruano, con especialización en la Universidad de Burdeos, en Francia- comenta que «el diagnóstico de la hipoacusia debe hacerse lo antes posible para poder realizar una rehabilitación temprana y lograr de esta manera que el niño llegue a los cinco años al colegio pudiendo comunicarse».
Actualmente, el diagnóstico se hace a través de emisiones otoacústicas. Se trata de una prueba auditiva muy moderna y computarizada que se puede hacer a cualquier edad y que se aplica a los pequeños que tienen factores de riesgo.
Spikermann explica que se trata de «una técnica objetiva en la que el chico no participa en nada. Se le colocan unos electrodos, el computador emite una onda hacia el oído y luego se recogen los potenciales de esa onda. De acuerdo con el gráfico que se forma, uno se da cuenta de si el chico escucha bien o ha perdido totalmente la audición».
Sin embargo, no siempre es fácil darse cuenta de si un niño sufre de este tipo de problema. El especialista peruano dice que «los padres recién se dan cuenta de que su hijo es sordo cuando llega la edad de comenzar a hablar, cuando pasa el año dos meses o el año y medio y el niño todavía no pronuncia ninguna palabra».
Claro que existen pautas que le deberían indicar a los padres que algo anda mal. «Estos niños no reaccionan ante los sonidos fuertes, la música, el llamado de los padres o el cariño de ellos. Luego, cuando están más grandes, los niños se tornan un poquito agresivos, inquietos e hiperactivos», comenta el doctor Córdova.
Si bien antes se creía que la vida de una persona sorda era lamentable pues su condición no tenía solución, hoy las cosas han cambiado.
«La sordera sí tiene solución, todas las personas sordas podrían oír porque ahora contamos con todas las herramientas necesarias para lograrlo»afirma Córdova. «Es posible ponerle audífonos a los niños y hacerles un proceso de rehabilitación. A aquellos que tienen un daño dentro del oído medio o externo, es posible hacerles una intervención quirúrgica. Aún más, cuando hay una sordera muy intensa y ya no hay ningún funcionamiento auditivo, tenemos el implante coclear».
Este último procedimiento consiste en poner un dispositivo electrónico que realiza la función de las células dañadas o ausentes, por medio de un estímulo eléctrico.
Enviado por Carlos Mory.