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Conjuntivitis

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Descripción

La conjuntivitis consiste en la inflamación de la conjuntiva, que es la membrana mucosa que tapiza el segmento anterior del globo ocular y la cara posterior de ambos párpados.

Sea cual sea la causa de una conjuntivitis, el modo de respuesta de la conjuntiva, tanto por los síntomas como por los signos clínicos constituye el llamado síndrome inflamatorio conjuntival.

Causas

Existen muchas causas que pueden producir conjuntivitis, según el mecanismo de producción se distinguen distintos tipos:

CONJUNTIVITIS BACTERIANA

Supone una invasión de la superficie conjuntival por una bacteria con la consiguiente inflamación de la membrana. La infección se produce según la virulencia del germen (agresividad) y de la resistencia del huésped.

El período de incubación, es decir, el tiempo que transcurre entre el contagio y las primeras manifestaciones clínicas de la enfermedad, oscila entre dos y cinco días y la clínica consiste en irritación ocular, ojo rojo, sensación de arenillas, secreción mucopurulenta (los párpados se pegan por la mañana), pero no hay dolor propiamente dicho, ni disminución objetiva de la visión.
Aunque en muchos casos puede solucionarse espontáneamente, el tratamiento debe realizarse siempre. El tratamiento antibiótico tópico, en forma de colirio o pomada, suele ser suficiente en la mayoría de los casos.

En las conjuntivitis bacterianas crónicas intervienen varios factores: agentes irritantes, alergias, defectos de refracción, infecciones agudas no resueltas…

CONJUNTIVITIS VÍRICAS

Las conjuntivitis de origen vírico son las más frecuentes, sobretodo en los meses de otoño e invierno.
Suelen ser leves, de curso benigno y autolimitado, y cursan, en general, con pocos síntomas, secreción acuosa y aparición de folículos (formaciones redondeadas y elevadas en la superficie conjuntival) muy típicos de esta etiología.

El tratamiento consiste en antiinflamatorios y corticoides tópicos, aunque suelen administrarse también antibióticos tópicos para prevenir sobreinfección bacteriana.

CONJUNTIVITIS ALÉRGICAS

Las conjuntivitis alérgicas suponen reacciones de hipersensibilidad (inmediata o retardada) a distintos antígenos, cualquier sustancia capaz de provocar en el organismo la formación de anticuerpos, y, así, desencadenar reacciones de hipersensibilidad.

Existen distintos tipos:
Conjuntivitis Atópica o Alérgica Simple: supone una reacción conjuntival a agentes extrínsecos (polen, polvo, moho, partículas vegetales, pelo de animales, alimentos…) tras el contacto con el antígeno (alergeno), al que previamente el individuo estaba sensibilizado, es decir, que había tenido contacto previo.

Suele ser un cuadro brusco y bilateral, con picor, escozor, ojo rojo, secreción mucosa y típicamente aparición de papilas (estructuras abollonadas múltiples que dan a la conjuntiva un aspecto empedrado)

Conjuntivitis Primaveral o Vernal (Catarro Primaveral): consiste en inflamación conjuntival, bilateral y recurrente que aparece en primavera. Afecta a jóvenes y, en general, son pacientes atópicos: antecedentes de asma, urticaria, rinitis, historia familiar de atopa. La clínica es similar al anterior.

Conjuntivitis de Contacto: se producen por reacción de tipo retardado tras sensibilización local o sistémica a fármacos, cosméticos, proteínas animales, conservantes,etc, suelen acompañarse de aparición de lesiones eczematosas en párpados.
En cuanto al tratamiento, distinguimos entre el tratamiento del cuadro agudo (antihistamínicos tópicos y/o sistémicos, corticoides tópicos…) y el tratamiento del proceso de base.

Conjuntivitis por Radiaciones: son conjuntivitis en general de mal pronóstico; asocian a lesión corneal

Conjuntivitis fotoeléctricas: aparecen en soldadores y en personas expuestas al sol y a rayos UVA (ultavioletas) sin protección adecuada; suelen asociar también lesión corneal.

Conjuntivitis tóxicas: existen abundantes tóxicos ambientales o laborales que producen irritación conjuntival, además de colirios y cosméticos utilizados durante cierto tiempo.

Sintomas

Podemos decir que las manifestaciones clínicas más llamativas son sensación de cuerpo extraño o arenillas, escozor, picores, lagrimeo y, en ocasiones, fotofobia (intolerancia anormal para la luz).
No existe dolor, si apareciese habrá que pensar en patología corneal asociada.
No hay disminución objetiva de la visión.

Diagnóstico

En general, no suele ser difícil el diagnóstico de la conjuntivitis por la clínica, pero es necesario un diagnóstico etiológico, es decir, de la causa, pues según ésta, así será el tratamiento.

Nos basaremos fundamentalmente en los signos clínicos para hacer el diagnóstico y son los siguientes:
Hiperemia conjuntival (ojo rojo): dilatación de los vasos conjuntivales. Quemosis o edema conjuntival. Secreción purulenta (bacteriana), mucosa (alérgica), serosa (vírica), membranas y pseudomembranas. Reacción tisular: aparición de folículos (víricas) o papilas (alérgicas).

Existen exámenes de laboratorio específicos (raspado conjuntival, tinciones, cultivos, estudios alérgicos…) que en realidad no suelen utilizarse salvo en casos rebeldes resistentes a distintos tratamientos y/o de larga evolución.

Prevención

Lógicamente en las formas infecciosas (bacterianas o víricas) la prevención es difícil.

Sólo en las formas alérgicas se podría hacer tratamiento aunque es difícil, en la atópica (alergia) se debe evitar el alergeno (muchas veces imposible) e instaurar una desensibilización en períodos intercrisis, y en la primavera puede ser útil la desensibilización a múltiples alergenos.

Tratamiento

El tratamiento depende de la causa:

BACTERIANAS: requieren tratamiento antibiótico, generalmente tópico (vía externa). Lo ideal sería aplicar un tratamiento en función del aislamiento del microorganismo y su sensibilidad, pero en la mayoría de los casos esto no es necesario y se aplica un tratamiento de amplio espectro, es decir, capaz de actuar sobre distintos tipos de bacterias.

VÍRICAS: en general es un tratamiento sintomático, analgésicos orales, colirios de lágrimas artificiales, antiinflamatorios tópicos,… . Normalmente se utilizan los corticoides tópicos en caso de inflamación intensa o molestias importantes. Suelen asociarse también antibióticos tópicos por riesgo de sobreinfección bacteriana.

ALÉRGICAS: durante el episodio agudo haremos un tratamiento sintomático con colirios antiinflamatorios, antihistamínicos tópicos y/o sistémicos y corticoides tópicos.

Consejos y Recomendaciones

Existen características clínicas específicas de cada uno de los tipos de conjuntivitis, pero existe un signo clínico que está casi siempre presente, y no sólo eso, sino que aparecerá en otras muchas patologías del globo ocular, de la órbita, del aparato lacrimal.
Dicho signo es el enrojecimiento ocular, que siempre que aparezca nos obligará a realizar un estudio detallado de las estructuras oculares.

Así, según esto, será recomendable reconocer este dato para hacernos una idea de lo que puede traducir, haremos pues el DIAGNÓSTICO DIFERENCIAL DEL OJO ROJO.

La anamnesis e historia clínica dirigida a descartar un traumatismo o contusión resulta fundamental y debe preceder a la exploración.

La inspección ocular debe realizarse de manera sistemática de párpados hacia atrás: la consulta en urgencias de un ojo rojo puede ser desde lo más banal, como una discreta conjuntivitis o un orzuelo palpebral, a ser patologías más molestas como una conjuntivitis vírica aguda o llegar a ser dolorosas como las queratitis o las úlceras corneales.

La aplicación de colirio anestésico con fluoresceína y la luz aneritra nos permitirá ver si el epitelio corneal está intacto o, por el contrario, presenta alteraciones del tipo de las úlceras.

Ante todo ojo rojo, teniendo en cuenta la presencia o no de dolor o de secreciones, debemos pensar en los siguientes cuadros:
Si hay secreciones: conjuntivits bacterianas, blefaritis (inflamación del párpado), dacriocistitis (inflamación del saco lacrimal), oftalmia neonatorum (que es la conjuntivitis que aparece en el primer mes de vida).
Si no hay secreciones: conjuntivitis víricas, erosiones corneales, cuerpos extraños, epiescleritis (inflamación de la esclera).
Si hay dolor: cuerpo extraño, erosiones corneales, inflamaciones corneales o queratitis, glaucoma agudo.
Si no hay dolor: conjuntivitis, blefaritis.

Enviado por Raúl Marchena

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