Saludisima
×

Agorafobia

Compartir esta páginaShare on FacebookShare on Google+Tweet about this on Twitter

Cuando tenía 35 años iba con una amiga a tomar un café. En la parada de autobús sentí palpitaciones y me puse pálida. Nos fuimos al hospital. En este lugar, mientras esperaba a que me atendieran, empecé a sentirme peor: me faltaba el aire, creía que el corazón me iba a estallar y la sensación de terror era aún mayor. Los doctores me hicieron todo tipo de pruebas, no encontraron nada y me diagnosticaron angustia. Me tranquilicé un poco, pero, al llegar a la casa, a los pocos minutos, todo comenzó de nuevo. Cada día que pasaba mi vida era más limitada, ya que evitaba los lugares donde tenía crisis, pero al final eran tantos que acabe por no salir de casa, ni siquiera de mi habitación – (Ana). El testimonio de Ana refleja lo que significa sufrir de agorafobia

La agorafobia es un trastorno de ansiedad que se manifiesta a través de un miedo exagerado a estar en lugares solitarios o junto a grandes multitudes. Se trata con fármacos y psicoterapia, en la que el paciente estará obligado a enfrentar sus temores.

Agorafobia, un trastorno de ansiedad que se caracteriza por una gran sensación de miedo con causa inexplicable, cuando la persona está en sitios aislados o en un gran tumulto de gente.

Otras veces este miedo no se manifiesta sólo en los lugares públicos o solitarios, sino antes de llegar al sitio donde previamente se sufrió una crisis.

«Cuando se está en una crisis se teme que ocurran desgracias muy dramáticas y personales como morir, tener un ataque al corazón, volverse loco, ahogarse o desmayarse. Fisiológicamente se manifiestan síntomas tan desagradables como taquicardia, dolor, pinchazos o tensión en el pecho. También se puede sentir ahogo y cambios en el ritmo respiratorio y mareo…se produce una sensación de irrealidad, además de calor, sudor, tensión muscular, temblores, calambres o flojedad, pérdida de sensibilidad, nudo en el estómago y náuseas», cuenta Charly, afectado por agorafobia y que en su página web ha encontrado un espacio para desahogarse.

Todos los pacientes que sufren de este trastorno están conscientes de que su miedo es absurdo e irracional, pero no lo pueden controlar.

Después de Freud

Los orígenes de la agorafobia son variados. «A través de pruebas terapéuticas se ha llegado a sugerir que las causas psicopatológicas de todas las fobias son una alteración en dos neurotransmisores básicos: la serotonina, que interviene también en la depresión, y la noradrenalina, que es el neurotrasmisor del miedo o del estado de alerta», dijo el psiquiatra Juan Alberto Calderón, Director de la Clínica de la Conducta, en la Ciudad de Panamá.

Agrega que también los trastornos afectivos son, de alguna manera, hereditarios. «No necesariamente los manifestarán todos los integrantes de la familia, es decir, si en ella existen algunos casos, se puede heredar la propensión de padecerlos».

Además, el especialista afirma que también es importante el factor ambiental. Tiene que ver, por ejemplo, con situaciones traumáticas durante la infancia, generalmente antes de los 5 años. Teoría que años atrás tratara de explicar Freud, claro que sin los conocimientos actuales acerca de los neurotrasmisores.
Enfrentar al miedo

Para superar la agorafobia es imprescindible un tratamiento médico. Rigoberto Castro, siquiatra y Jefe del Servicio de Emergencias del Hospital Nacional Siquiátrico de San José, en Costa Rica, explica que actualmente hay tres alternativas: «En la fase aguda se prueban ansiolíticos. Luego, se continúa con antidepresivos, asociando todo esto con una terapia de tipo cognitivo conductual, para demostrar al paciente que el objeto de su miedo no representa ningún peligro para él. Esto último se inicia al cabo de un mes, cuando ya se observa el efecto de los fármacos».

La mayoría de los siquiatras están de acuerdo en que el tratamiento farmacológico no sería completo sin la psicoterapia, la que dependerá de cada paciente. La terapia que el especialista panameño ha usado con mucho éxito es la hipnótica. «Esta inducción hace que la persona se desensibilice frente el evento traumático inicial y lo alivie, que le quite la emoción y así alivie el trastorno. Claro que esto de resultado en todos los pacientes no es ninguna promesa».

Enviado por Daniela Fernández.

Agregar comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

*