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Infecciones repetitivas en los niños

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Los primeros meses de vida, la mayoría de los bebés se mantienen generalmente sanos, debido al efecto protector de los anticuerpos maternos, que fueron transfundidos a través de la placenta durante el embarazo y que pasaron junto a la leche materna durante la lactancia.

Posteriormente, todo niño normal puede presentar de seis a diez infecciones por año, los primeros cuatro a cinco años de edad y llegar hasta a cien infecciones en los primeros diez años de vida, lo que rinde un promedio aproximado de una infección cada cinco a seis semanas.

Para que los niños logren desarrollar un sistema de defensas inmunológicas efectivo contra las enfermedades infecciosas, requieren:

1) Exposición a gérmenes, que puede ser directa (con o sin desarrollo de síntomas) o indirecta (por medio de inmunización con vacunas). Los niños sanos pueden presentar un aumento en la frecuencia de infecciones cuando aumentan su exposición a gérmenes, como sucede cuando comienzan a atender guarderías y colegios, o en familias donde existen hermanos en edad escolar, que transportan los microorganismos al hogar.

2) Respuesta y memoria inmunológica. En los casos en que ocurre una disminución en las defensas inmunológicas, los niños presentarán infecciones recurrentes, pero esto es poco común. Lo que ocurre es que las enfermedades más frecuentes, que son las virosis (gripes), dejan inmunidad específica para cada uno de los cientos de virus que existen, por ésta razón no es raro ver niños que después que salen de una gripe, vuelven con otra nueva virosis.

Lo que determina si la situación es normal o no, son la localización, tipo, duración y severidad de las infecciones, no la frecuencia con que se presentan. Un niño normal usualmente sufre infecciones autolimitadas del tracto respiratorio superior (gripe, faringitis, amigdalitis y otitis), se recupera rápida y completamente y se mantiene saludable en los períodos entre infecciones además, el crecimiento y desarrollo se mantienen normales.

Si las condiciones antedichas no se cumplen, podemos sospechar la existencia de un problema subyacente, como por ejemplo: una alteración anatómica o un defecto de funcionamiento de algún órgano o sistema, o una deficiencia inmunológica, por lo que se requiere afinar el diagnóstico por medio de exámenes complementarios, que precisen cual es la causa fundamental de la recurrencia de las infecciones.

Un concepto popular pero equivocado es que las infecciones se adquieren por «enfriamientos», cambios bruscos de temperatura, corrientes de aire, baños o mojarse. Lo cierto es que la mayoría de las infecciones infantiles se contraen por contacto directo de persona a persona y son favorecidas por el hacinamiento y cuando se mantienen continuamente en la casa sin ventilarla.

Dr. Meyer Magarici

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