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Vida familiar de la embarazada

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Seguramente, tienes a tus dos familias, la original y la política, en un estado de ilusión tremenda con tu embarazo. Especialmente si se trata del primer nieto, pareciera que todos los miembros de la familia van a dar a luz.

Esto trae como consecuencia, además de la felicidad compartida, una lluvia de consejos y opiniones que, aunque bienintencionados, no siempre son muy saludables que digamos, o no tienen mucho sentido.

Tu mamá te dirá que dejes de moverte y te acuestes. Tu suegra querrá saber si le pondrás su nombre si es niña. La tía Elodia tratará de darte tés «para ayudar a tu embarazo, mi vida». Tu papá estará preocupado porque no ve que tu panza crezca mucho. Tu suegro querrá saber si su hijo ya tiene listo el dinero. Todos tendrán algo qué decirte y qué aconsejarte, y puede llegar un momento en que tanto tú como tu esposo sientan que sus respectivas familias quieren decidir su vida y, para colmo, manejar la del futuro bebé.

Bueno, no se trata de crear conflictos familiares. Pero sí de pintar tu raya, por decirlo así. Escucha los consejos y las opiniones sin entrar en controversias ni discusiones bizarras, pero hasta ahí. Nadie sino ustedes tiene nada qué decidir con respecto al embarazo, ni al parto, ni al futuro bebé. Agradézcanles su preocupación y sus muestras de cariño, pero dejen bien claro que ustedes harán lo que les parezca correcto y, en última instancia, lo que el médico les recomiendo. Y por favor, POR FAVOR: ¡no te tomes los tecitos de la tía Elodia!

¿Debo quitar al perro o al gato?

A menos que desarrolles una alergia al pelaje de tu mascota, no tienes por qué quitarla, y mucho menos lanzarla a la calle, pobre inocente, es como si dejaras desamparado a tu mejor amigo, cosa que él no haría, por cierto.

Lo más recomendable es mantenerla limpia, vacunada, desparasitada y saludable, y evitar que duerma con ustedes o que haga sus necesidades dentro de casa.

De hecho, tener una mascota resulta favorable: varios estudios realizados alrededor del mundo han demostrado que quienes tienen mascotas son personas más estables, serenas y saludables. He aquí algunos datos:

• Acariciar a una mascota, jugar con ella, o simplemente contemplarla, reduce el estrés.

• Es gratificante contar con el afecto incondicional de alguien que te acepta como eres, que no trata de cambiarte, y ante no tienes que disimular tus defectos.

• Las mascotas son divertidas. Los dueños de mascotas tienden a reír más que quienes carecen de ellas, y realmente, la risa es un remedio maravilloso contra las presiones de la vida cotidiana.

• La mascota te obliga a hacer ejercicio. Sacar al perro a pasear es un estupendo pretexto para caminar, y éste es el mejor ejercicio de todos.

Enviado por Grecia Alemán

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