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Timidez

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Desde niño Javier es retraído y callado. En su familia eso era normal, puesto que su madre tenía el mismo carácter. Sin embargo su manera de ser contrasta con las de sus compañeros de trabajo. Muchos lo llaman «el piola», porque jamás manifiesta su opinión, ni sus puntos de vista. Javier sufre un trastorno de la personalidad – la timidez-.

Cerca del 1 % de la población sufre de un trastorno de la personalidad, que no es otra cosa que la timidez

Aunque muchos de ellos no pasen de ser personas calladas, hay algunos que pueden sufrir adicciones, pérdida de oportunidades laborales o una severa incapacidad para establecer relaciones de pareja. Todo por una razón: temen demasiado lo que otros piensen de ellos.

Por ello, para la gente que lo conoce desde hace un tiempo, Javier es un tipo tímido. Para los siquiatras, en cambio, la manera de ser de Javier se corresponde perfectamente con un desorden de la personalidad que afecta a casi el 1 % de la población: el llamado «trastorno evitativo de la personalidad«.

¿Por qué? Porque Javier es muy inseguro y es tal su temor a ser criticado o mal evaluado, que no se atreve a hablar porque siempre piensa que lo que va a decir es una ridiculez. «El temor es hacia cualquier situación que le signifique exponerse al resto de la gente, y esto se acentúa aún más cuando son personas que no conoce. Por ello, estas personas evitan exponerse a ciertas situaciones, como ir a bailar, salir a comer o ir a una fiesta», explica el siquiatra, experto en trastornos de la personalidad, de la Universidad Católica Sergio Valdivieso.

La persona que padece de este desorden será siempre tímida, incluso en la relación con personas de su propia familia, porque la personalidad tímida es una condición permanente a diferencia, por ejemplo, de otros desórdenes. Es decir, la timidez no es una enfermedad siquiátrica, sino un rasgo de la persona.

¿Cuándo el tímido debe ir al siquiatra?

Según cuenta Valdivieso, cuando la timidez causa un sufrimiento permanente o cuando la persona no deja de sentir que no se atreve es motivo suficiente para acudir al especialista y recibir algún tipo de tratamiento. Porque ese tipo de sentimientos causan muchas limitaciones en la vida de las personas. Incluso hay algunas que no pueden formar relaciones de pareja porque no se atreven a acercarse a nadie.

En casos como el anterior el especialista es la opción. Al contrario, cuando la persona puede hacer una vida relativamente normal y, aunque con dificultad, tiene pareja, no es necesario que vaya al siquiatra.

¿Cómo es el tratamiento para la timidez?

El tratamiento consiste básicamente en sicoterapia y en entender de dónde proviene la inhibición para entrar con contacto con la gente.

Hay dos grandes líneas de tratamiento para la timidez:

Cognitivo conductual

Se muestra a la persona cómo, cuando se enfrenta a una situación extraña, manifiesta una serie de pensamientos automáticos e irracionales. El objetivo es cambiar la manera en que la persona evalúa una situación nueva. Además, se le impulsa a que se exponga activamente, a que salga, a que vaya a bailar con harta gente. Esta sicoterapia puede durar entre 3 y 6 meses.

Psicoanalítica

Consiste en tratar de entender a qué se debe este miedo a las situaciones nuevas o extrañas. Dependiendo del grado de timidez experimentado por la persona, este enfoque terapéutico puede durar entre 4 y 8 años.

Además, es conveniente tener en cuenta que el tratamiento, cualquiera sea, será doblemente difícil si existen otras patologías asociadas, si la persona no tiene motivación para realizar la terapia y si no tiene, en general, conciencia de su problema. Por otro lado, si el individuo está motivado y no presenta otros trastornos asociados, como depresión, la terapia será mucho más efectiva y rápida.

¿Y si nunca se somete a tratamiento?

La principal consecuencia se da, obviamente, en el campo de lo social, porque lo normal es que cada vez sea más difícil desenvolverse con otras personas. Además, las personas tímidas pueden caer en algún tipo de adicción. Así ocurre en el caso de la persona que no es capaz de pasarlo bien en un evento social si no se toma dos piscolas.

Enviado por Grecia Alemán.

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