Usted, que tiene más de 30 años de edad, pasa una gran parte de su vida sentado en su oficina. Por eso, después de recibir una invitación para jugar un partido de fútbol el fin de semana con sus amigos, toma una gran resolución: es ahora o nunca. Por fin, ha llegado el momento de quitarse su frustración después de varios meses de inactividad.
Inmediatamente después de arribar al sitio del partido, usted comete un error común para un gran número de aficionados. Pretende jugar a la velocidad de un deportista profesional, sin siquiera haber entrado en calor. Y se expone a una grave lesión, otra frustración y más meses de inactividad. En pocos segundos comprueba lo que Bob Anderson, gurú de los ejercicios de estiramientos y precalentamiento en la década del 80, describió una vez como «una de las maldiciones de la vida: la pérdida gradual de elasticidad y de flexibilidad en las articulaciones».
Matt Frederick, ex arquero de la Southern Methodist University de Dallas y un seleccionado de fútbol indoor (cancha cerrada) de Estados Unidos, comparte una serie de consejos para tener más posibilidades de evitar este tipo de lesiones. Según Frederick, el ABC del precalentamiento competitivo consiste en trabajar cada músculo (pantorrilla, ingle, glúteos y muslos) en forma individual, de la siguiente manera:
Cada ejercicio demanda unos ocho o diez segundos y la sesión no debe llevar más de 10 minutos en total. Un período escaso si se tienen en cuenta sus beneficios fundamentales: previene lesiones, promueve la circulación y, mejor aún, otorga un mayor grado de posibilidades de terminar un partido y no pasar por un hospital.
ALEJANDRO YANUN