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Mononucleosis infecciosa

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Mononucleosis infecciosa, también lamada fiebre glandular o enfermedad de Pfeiffer y denominada popularmente la «enfermedad del beso«, es una enfermedad aguda reconocida mundialmente desde hace más de 100 años, causada por el virus de Epstein-Barr, que ataca a niños y adultos jóvenes, afectando especialmente los tejidos ganglionares.

Este herpesvirus se excreta a través de la saliva desde antes, durante y hasta seis o más meses después de haber terminado la enfermedad, contagiándose por medio del intercambio de saliva de niño a niño a través de objetos contaminados o mediante el beso en los adultos jóvenes (de allí proviene su nombre de «enfermedad del beso»).

En los países en vías de desarrollo, donde la higiene pudiera ser deficiente o cuando existen condiciones de hacinamiento, la exposición a este virus ocurre desde muy tempranas edades, especialmente en los niños que acuden a guarderías.

La transmisión se produce por contacto interpersonal cercano, por lo que los enfermos no representan un riesgo a aquellas personas expuestas ocasionalmente; por otra parte, muchas personas pueden contagiarse con el virus, pero solo algunas padecen la enfermedad. Por esto, a pesar de su nombre, no se considera tan contagiosa y no requiere aislar al enfermo.

Después de un período de incubación variable, que oscila de 1 a 2 meses, la infección puede ocurrir sin síntomas o mostrar síntomas inespecíficos, tales como: malestar general, pérdida del apetito, náusea, fatiga, fiebre, escalofríos, dolor de cabeza, dolor de garganta o dolor abdominal. Posteriormente se agrega la tríada clásica de signos de la Mononucleosis: faringo-amigdalitis, inflamación de cualquier cadena ganglionar e inflamación del bazo. En ocasiones puede atacar otros órganos y sistemas, y el paciente presenta erupciones cutáneas, hepatitis, neumonía, meningitis, encefalitis o Síndromes de Guillain-Barre o Reye.

La gravedad y duración de esta enfermedad son variables, en los niños suele ser benigna y de corta duración, aunque en ocasiones puede durar hasta cuatro semanas. La fatiga y el malestar pueden mantenerse algunos meses pero, en general, los pacientes se recuperan completamente.

Debido a la naturaleza inespecífica de sus síntomas iniciales, que asemejan cualquier otra infección común de la infancia, el diagnóstico de esta enfermedad puede prestarse a confusión, por lo que se requiere practicar exámenes de laboratorio, que reportarán la presencia de anticuerpos contra el virus Epstein-Barr y linfo-monocitos atípicos en sangre. Cuando se presenta la tríada clásica de la Mononucleosis, su diagnóstico es relativamente fácil.

Esta molesta enfermedad se cura espontáneamente sin tratamiento, por lo que solamente se ofrecen medicamentos que alivien los síntomas. En casos especiales se utilizan los corticosteroides y se sigue estudiando al Aciclovir como fármaco antiviral específico.

Consejos

– Evite besar a los niños en las áreas cercanas a la boca.
– Procure no llevar a su niño a guarderías antes de la edad de maduración de su sistema inmunológico de defensas (aproximadamente a los 18 meses).
– El reposo contribuye a la mejoría, sin embargo no será necesario acostar al niño en cama ni aislarlo.
– Se deberán evitar las actividades físicas violentas, durante la enfermedad y en los siguientes tres a seis meses después de su curación, ya que pueden ocasionar ruptura traumática del bazo.
– El niño no deberá recibir antibióticos, puesto que resultan ineficaces contra este virus, en especial los derivados de las penicilinas, que pueden desencadenar erupciones cutáneas y enmascarar el cuadro clínico.

Dr. Meyer Magarici
Venezuela

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